La vida me había sonreído y vivía despreocupada dando por hecho que todo me favorecería siempre. Pero de la noche a la mañana mi relación de pareja se fue al garete, y por una fusión perdí mi trabajo en una multinacional, cuando me acababa de hipotecar en un piso.

Me quede sola frente a estos retos. Cambié de trabajo, de provincia, pero me esperaba una gran sorpresa. De camino a una reunión de trabajo, tuve una experiencia cercana a la muerte en un accidente de moto. Con una doble fractura vertebral; el traumatólogo me aseguro que no iba a volver a andar.

Después de cuatro meses en «bandeja» (sólo podía mirar al techo y pestañear) , muchas terapias, un injerto, y un corsé milwaukee: invertí todo mi tiempo en investigar por mi cuenta en el campo de desarrollo personal y de la neurociencia. Dieciocho meses después pude recuperar mi vida: andando, saltando y vibrando alto.

Gracias al accidente nació mi mejor YO. No ha sido fácil llegar hasta aquí, pero sigo agradecida a la vida por esta experiencia. Como Neuroeducadora, Coach e Interventora Estratégica me dedico en cuerpo y alma a ayudar a otras personas para que vivan desde su potencial.

Con la Intervención Estratégica se consigue una relación amorosa, compasiva y coherente con uno mismo: en todas las áreas de vida. 

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